Animados por las experiencias y relatos de varios de nuestros mejores amigos y consejeros, decidimos pasar unos días en Lisboa. Estos siete días se han hecho cortos en una ciudad donde encontrarás de todo, y casi todo interesante.
Nos quedamos con los detalles que uno se encuentra cuando comienza a callejear por una ciudad, y que retratan pincelada a pincelada a sus habitantes, más que lo que sobre ella, o ellos, se pueda decir en una guía de viajes.
¿Qué detalles?. Por ejemplo, el hecho de que las librerías permanezcan abiertas hasta casi media noche con una notable presencia de clientes hasta esa hora que tranquilamente se pasean entre las baldas sin nadie que esté presuroso por cerrar el comercio (por ejemplo, Bertrand Livreiros, ahora integrada en una gran cadena, pero con tradición desde el s. XVIII).
Detalles como que en pocas manzanas se puedan encontrar varias tiendas de discos en las que el vinilo es preponderante (Sound Club Store, Vinil Experience, Louie Louie,...).
Detalles como que en una divertida fiesta organizada por el Vespa Gang Mod Club se mezclen sin complejos scooter boys, mods&modettes, indies, gente que pasaba por allí, dos bilbainos, y Sara y Carlos. Sara y Carlos son dos personas a las que no te esperarías encontrar en un evento de esas características, pero que con su presencia hacen que todo sea más interesante. Forman parte del interesantísimo Cais do Sodré Cabaret, un espectáculo de Burlesque en el que reivindican el ambiente entre sórdido y alegre de una Lisboa portuaria (que podría ser Bilbao) en un, quizás, idealizado pasado. Esperamos volver a cruzarnos con ellos en cualquier taberna o en algún oscuro club en el que suene buen R&B.
Pero Lisboa tiene mucho más; exóticos restaurantes como el New Wok (Rua Capelo 24, Chiado), donde se puede disfrutar de interesantísimos platos de comida asiática de fusión a un precio asequible y con un servicio excelente, o tatuadores como El Diablo con una preciosa Vespa estilo hotrod dentro del establecimiento.
Se te queda la impresión de que los lisboetas saben vivir la vida. Su mejor secreto es la falta de prisa, o más bien la consciencia del tiempo. Si alguien quiere saber lo que quiero decir que vaya a cualquier mirador, terraza o café, se tome una cerveja o una bica, y mire las mesas a su alrededor. Señores trajeados leyendo tranquilamente la prensa o un libro. Parejas en animada conversación. Merece la pena ver la vida desde ese punto de vista.
Como sé que me dejo mucha tinta en el tintero, recurro a mi amigo Nando, quien dijo que Lisboa tiene muchas más cosas que ver (y vivir, añado yo) por lo que esperamos volver muy pronto.
Lisboa es la sublimación de lo cool.
Itziar&Ander